Por que el amor es infinito,
abundante e invaluable...
Déjame tocarte.
Y tú, mujer de seda, mujer de noche
cálida y fría...
Déjame besarte.
Y yo, peón...peón de tus manos,
de tu boca y ojos cafés...
Déjame amarte.
Por que mi amor es más que
infinito, es más que la vida y
será más que la muerte.
Déjame ser...
eternamente tuyo.
Dedicado a Eunice Sandoval
Autor: Robinson Santizo
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